— El Arte de ser Objetivo — 

13.04.2023

Una carta dirigida a mis lectores, dónde les resumo mi forma de entender el mundo 


Jueves, 13 de abril de 2023

A quien lo lea:

Siento fascinación por el comportamiento humano y, hace muchos años, he decidido aplicar el ejercicio de la objetividad. Hoy quiero contarte de qué se trata y para qué me ha servido.

Me gusta hacer el ejercicio de tratar de ver al mundo con ojos distintos a los mismos.

Ser objetivos implica alejarnos por completo de nuestra cultura, olvidar nuestras creencias, dejar de lado nuestras experiencias. Implica no permitir que nuestra forma de ser y ver las cosas, condicione la interpretación de un hecho. Ser objetivos es imposible, sin embargo, lo intento…

Lo intento cuando alguien se acerca a contarme su historia y presto más atención a cómo me lo cuenta, que a lo que me está contando en sí.

De este modo puedo estar más cerca de adivinar qué, de lo que me está contando, es lo que le resulta más importante. Si sólo me dedicara a escuchar con atención la historia, me quedaría con lo que para mí fue importante, de todo lo que dijo. Y, de ese modo, estaría más cerca de mi forma de ver el mundo, alejándome de mi objetividad, esa que anhelo.

Y tal vez te preguntes por qué quiero ser objetiva. Pues en la objetividad encuentro compasión, encuentro empatía.

Al practicar el ejercicio de la objetividad, he logrado día a día entender más a las personas e irónicamente, entenderme más a mi misma también.

Al tomar distancia de los hechos, podemos verlos más como son, en lugar de cómo queremos que sean.

Al ser objetivos y escuchar a las personas, alejándonos de nosotros mismos, nos acercamos más a ellas y podemos entenderlas mejor, e incluso llegar a comprender situaciones complejas, a pesar de no haber pasado por ellas.

Esto último lo he logrado con la práctica, comparando historias y vivencias ajenas, para comprenderlas con mejor claridad, teniendo en cuenta distintos puntos de vista. Todo ello en forma interna. Mientras la persona me habla, me concentro en comprender lo que me cuenta, cómo y de qué modo ha decidido contármelo.

Me he dedicado a observar a las personas, a analizar su comportamiento y tratar de comprender sus acciones, basándome más en el cómo ellos lo transmiten, en lugar de cómo yo lo percibo.

No me considero una experta en relaciones humanas, pero aprendo a relacionarme día a día y trabajo en ello para cada día ser una mejor persona, más comprensiva, más compasiva, más objetiva.

Tampoco es que soy objetiva. Eso, como lo dije anteriormente, es imposible.

No es que no tenga mi propia idea de cómo son las cosas. Igual que tú, yo también tengo mi forma de ver el mundo, sólo tomo distancia de ella para entenderte.

Pero luego vuelvo a mí, a lo que soy yo y a cómo yo lo veo. Y a veces, sí creo que mi punto de vista puede ayudarte, entonces te lo comparto.

Te lo comparto sabiendo que yo creo que puede ayudarte, lo que no implica que necesariamente te ayude. Porque no deja de ser parte de una creencia mía y puedo estar equivocada (o no) pero eso no cambiaría el hecho de que mi ayuda te sea útil, o no.

Ser objetiva me ha permitido saber solucionar problemas, tanto propios como ajenos. Porque me ha permitido ver errores que alguien más pudo cometer, haciendo algo que yo tal vez no haría. Y, partiendo de ese punto buscarle la solución.

Puedo comprender más el hilo del pensamiento ajeno: como llegó a concluir tal cosa o cómo no llegó a determinada conclusión.

También me permite ser más autocrítica. Al ser más objetiva, me distancio de mis propias ideas, y es en ese momento en el que puedo verlas con mejor claridad y entender que, tal vez, el modo en el que procedí, no fue el más acertado o que lo que dije, no fue recibido del modo que quería.

Es entonces también que el ejercicio de la objetividad me ha permitido evitar o aclarar muchos malos entendidos. Ya sea por mal interpretar algo o que alguien me haya malinterpretado.

En consecuencia de ello, me he vuelto una persona con ideas claras y que puede hacerse entender de forma sencilla muchas veces.

También me ha ayudado a tomar distancia de personas que entiendo que están en un camino distinto al mío. Tomar distancia de mis experiencias, me permite verlas desde un panorama más amplio y comprenderlas mejor. En esas circunstancias son en las que evalúo lo que ha pasado y lo que yo he permitido que pase y afecte (positiva o negativamente) en mi vida. En base a esta observación panorámica de mi situación, es que elijo qué camino seguir, a quienes quiero que me sigan acompañando y a quienes decido dejar atrás.

Como verás, practicar el ejercicio de la objetividad me ha dado muchos beneficios a nivel personal y a nivel colectivo: puedo entenderte mejor, puedo entenderme mejor y puedo relacionarme de una forma más efectiva con las personas, logrando comunicaciones claras y armónicas. Siempre pensando desde el amor y con el fin de aportar algo positivo en la vida del otro y en la mía propia.

Te invito a que hagas este ejercicio, te recomiendo que dejes de pensar cosas cómo: "por qué hace esto" y la cambies por frases como: "por qué yo creo que debe hacer esto"...

También puedes poner en práctica este ejercicio sin decir una palabra, solo escuchando cómo la otra persona dice las cosas: qué palabras usa, qué adjetivos elige para describir algo, cuánto énfasis pone en el relato, cuánto tiempo le dedica a cada tema…

Verás que descubrirás en el mundo, un montón de detalles que siempre estuvieron ahí, pero estabas muy distraído para verlos.

Volverte una persona más objetiva, te dará la posibilidad de entablar vínculos más sanos, porque serás más selectivo y sabrás elegir mejor a las personas con las que quieres relacionarte.

También te ganarás el cariño de las personas, pues éstas se sentirán escuchadas y comprendidas por ti. Te esfuerzas en entender como ellos lo ven, y eso no se pasa por alto, la gente lo nota. La práctica de la objetividad implica tomar distancia de ti y te acercas más al otro.

Pero no es una tarea sencilla. Inconscientemente, solemos tratar de imponer en el otro nuestras ideas (yo misma lo estoy haciendo ahora), queremos que el otro también nos entienda, que vea las cosas como nosotros las vemos. Y, a veces, eso no pasa.

Vemos como algo tiene solución para nosotros y queremos ayudar al otro, mostrándole el camino y eso, muchas veces, puede llevarnos a sentirnos frustrados o desilusionados.

Por lo que también debemos aprender a aceptar, a perdonar y a dejar ir. La objetividad será una herramienta muy útil para lograr este proceso. Te permite comprender que todos somos diferentes y queremos cosas diferentes.

Verás con más claridad que de tí depende alinearte con personas que quieran lo mismo que tú y qué debes buscar eso, en lugar de querer alinear a tu vida personas que ya han elegido otro camino y no tienen interés y/o intención de cambiar su rumbo.

En esta práctica de la objetividad, te vuelves más comprensivo, más atento y más paciente. Aprendes a respetar los procesos ajenos y a saber cuándo tu ayuda no es bienvenida o cuándo y cómo sí lo es.

La finalidad de esta carta es contarte lo que yo creo que te será útil para alcanzar un estado de paz grato en tu vida. Pero entiendo que quizá no estés interesado en ello o quizá no quieras tomar este camino.

En cualquier caso, si has llegado a estas líneas, es porque el tema te ha interesado. Espero te haya sido grato y te deseo que encuentres paz en tu camino.

Atentamente,

Filosofía Chipiana de un jueves a medianoche…

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