Al otro lado de mis recuerdos

22.09.2025

Estoy en el baño encerrado y no me atrevo a salir.

No tengo idea que hora es, pero sé que es de mañana, muy temprano.

Siempre he pensado que las mañanas tienen un olor particular, un olor a calma, y un silencio sereno.

No sé cómo he llegado aquí, no conozco el lugar, no conozco el baño y no me atrevo a salir.

Deseo gritar, pedir ayuda, pero a su vez, no quiero que me escuchen. No sé quién puede estar del otro lado de la puerta.

No siento sonido alguno, podría ser incluso que esté solo, que no haya nadie más en este lugar. Sin embargo, no me atrevo a salir.

Me quedaré sentado, pensando, ahondando en mi memoria, tratando de recordar, ¿Cómo he llegado a este lugar?

Mi mente no aclara mi situación, me siento en blanco. No logro recordar nada.

Observo el lugar. Es limpio, los azulejos son blancos con unos leves detalles en negro, que le proporciona una cierta elegancia al baño. El piso es de cerámicas negras, en el mismo tono que el diseño de los azulejos. Hay una mampara de vidrio que encierra una bañera amplia que parece haber sido usada recientemente.

Me sobresaltan mis pensamientos. Entonces, si han usado la bañera hace poco, significa que alguien más estuvo aquí… ¡Alguien más está en este lugar! O al menos lo estaba hace… no sé… ¿una hora? ¿Cuánto demora en secarse una bañera luego de que la usas?

Siento las piernas cansadas, entonces noto que he estado de pié mucho rato, por lo que decido sentarme sobre la tapa del inodoro.

La tapa está recubierta por una madera oscura, combinando con el aspecto rústico y moderno de todo el resto del lugar.

Me agarro la cabeza, tratando de pensar y de no perder la calma.

Mi pelo, mi pelo está mojado… Me asusto por la absurda idea que llega a mi mente. "fui yo quién se bañó y no lo recordaba".

Dicha idea me abruma y se va del mismo modo en que llegó.

¿Cómo es posible que sea yo él que me haya bañado en la bañera y ni siquiera lo recuerde? Eso no tiene sentido.

Me miro los pies. Tengo puestos unos zapatos negros muy elegantes, que combinan a la perfección con mis pantalones.

Decido pararme del inodoro y mirarme al espejo. Me paro frente a él, apoyando las manos a los costados de la pileta. Me veo a mi mismo, con el pelo mojado y luciendo un elegante traje negro.

Es claro que debo haberme bañado recientemente. Pero no fue en este lugar. Entonces, ¿Dónde fue? y ¿Cuándo?

Me duele la cabeza. Nada parece tener sentido. No sé cómo he llegado a este lugar, ni dónde estoy… ni dónde estaba…

Me doy cuenta que no sé dónde estaba antes de aparecer en este baño. Me sujeto las sienes, apoyando los codos en donde antes tenía las manos y luego, en un acto desesperado me recuesto contra la pared justo detrás de mí, y abrazo mis rodillas. Lloro.

Me siento angustiado, desbordado y vacío. No hay nada dentro de mi mente que pueda ayudarme.

Trato de calmarme y, en mi desconsuelo y desesperación, trato de mantener el silencio. Aún no sé qué puede haber afuera, aún no sé si estoy solo o alguien más me espera del otro lado.

Apoyo mi espalda a la pared y me esfuerzo por controlar la respiración. "Recuerda" me digo…

Inhalo profundamente y exhalo de la forma más calmada que puedo. Y repito el ciclo: Inhalo… Y exhalo… como si me preparara para comenzar una meditación.

Y entonces, caigo en la cuenta: acabo de recordar algo, pero ¿qué?:

¿Acabo de recordar cómo meditar?, ¿o acabo de recordar que alguna vez lo hice?

¿O tal vez solo sé que se debe respirar de este modo para entrar en calma?

Noto que intentar llegar al origen de éste recuerdo, es como tratar de recordar cuando aprendiste a caminar. Sabes cómo caminar, pero no recuerdas exactamente cuándo, ni cómo aprendiste a hacerlo.

Vuelvo a concentrarme en mi respiración, pues veo que tratar de recordar sólo me pone más nervioso y eso es lo que menos necesito en este momento.

Me dejo llevar por la calma que entra junto con el aire e invade todo mi cuerpo. Me siento liviano.

No sé cuánto tiempo ha pasado, ¿una hora?, ¿dos quizá?.

La verdad es que lo desconozco por completo. He perdido la noción del tiempo.

Pero ahí estoy, parado frente a la puerta, con la mano en el pestillo.

No recuerdo el momento exacto en que me puse de pié, pero eso ya no importa. No tiene sentido tratar de recordarlo. Tengo la certeza de que jamás lo sabré. Así como también tengo la certeza de que ya no importa.

Me siento bien, me siento en calma. Me siento listo. Miro mi mano mientras gira el pestillo de la puerta.

Mi mente se aclara y la paz invade cada gota de mi ser. Todo cobra sentido.

Entonces, abro la puerta…


Al otro lado de mis recuerdos…

Filosofía Chipiana


¡Crea tu página web gratis! Esta página web fue creada con Webnode. Crea tu propia web gratis hoy mismo! Comenzar